
Los que peinan algunas canas recuerdan aquellos filmes del oeste, que se conocieron como spaguetis-western, realizados por italianos y con música de Enio Morricone. Esos títulos como “Por un puñado de dólares”; “Un dólar marcado” y “El bueno, el malo y el feo”, nos llevan a una realidad actual como en un “túnel del tiempo” (otra serie de aquella época). Ni el malo es tan malo, ni el bueno es tan bueno.

El Papa Francisco, utilizó el cuento de esa niñita que le preguntaba a la abuelita por sus orejas, ojos y dientes y que era víctima de un lobo feroz, que ya deglutida fue salvada por un leñador, para graficar que en este mundo globalizado nada es tal cual nos quieren mostrar. Ni la caperusita roja (la niñita) era tan buena e inocente ni el lobo era tan malo como lo pinta la historiografía de un tal Bartolomé Mitre.
En un intento de llamar a la reflexión, el Papa nos habla de una “tercera guerra mundial”, con todo lo que ella representa con las nuevas tecnologías bélicas.

Sin embargo, el debate no transcurre sobres estas realidades, sino por andariveles trazados por los grandes intereses de las industrias de las armas, el narcotráfico, la corruptela política, el desánimo de la comodidad que todo lo pide por delíbery.

Solo habrá que esperar que las bombas no estallen cerca, que haya pan aunque sea caro y que el frío nos aguarde con una estufita. Algo serio nos pasa cuando dejamos que el hombre sea lobo del hombre (Homo hominis lupus).
