Repasando las costumbres de los antiguos pueblos que habitaron las tierras de todo el planeta surge que todos tienen en común remitir el pasado a mitos que sustentan sus creencias, por las cuales vivir y por las cuales morir.

Los pueblos nórdicos vivian en la región que hoy componen los cinco países nórdicos, Suecia, Dinamarca, Noruega, Finlandia e Islandia, tienen muchas características en común, entre ellas una identidad y unos valores compartidos, estrechos lazos culturales e históricos y, por lo que atañe a Suecia, Dinamarca y Noruega, unos idiomas muy similares.

Ellos compartían al dios Odín que era el dios supremo, padre de todos los hombres y de muchos de los dioses. Era el dios tanto de la sabiduría como de la guerra. Dio un ojo en prenda a cambio de la sabiduría del pozo de Mimer.
Cuando Odín se sentaba en su trono Lidskjavl, veía todo lo que pasaba en el mundo. También tenían dos cuervos llamados Hugin y Munin que salían todas las mañanas y regresaban antes del desayuno para dar cuenta a Odin de todo lo que habían visto y oído. Gere y Frece son sus dos lobos, que comen toda la comida de Odin, porque él se mantenía únicamente de vino. Su caballo Sleipner tenía ocho piernas y corría más que cualquier otro animal u hombre tanto por aire, como por tierra y agua.
Odín era el dios de la muerte de los guerreros, a los que llevan a Valhal al morir. Odin tuvo tres esposas: la primera era Jord o Fjordgyn con quien tuvo a Thor; la segunda se llamaba Frigg y era su favorita y con ella tuvo el hijo Balder; la tercera era Rinda, con quien tuvo a su hijo Vali que sobrevivirá al Ragnerok.
